Un beso en la oscuridad

Lily ha pasado muchos años al servicio de la CIA, y se ha convertido en la más eficiente y peligrosa asesina de la Agencia. Pero ahora, por primera vez, ha decidido romper las normas. La trágica muerte de sus antiguos colegas y de su hija adoptiva, las personas a las que más quería en el mundo, es algo que no puede perdonar, aunque eso implique desafiar a sus jefes y actuar por cuenta propia. Movida por un deseo de venganza irresistible, se convierte en una efectiva máquina de matar contra sus enemigos. Ahora no sólo se enfrenta a los criminales a quienes persigue, sino a la propia Agencia, que ha puesto a su mejor hombre tras su pista. Lucas Swain comprende muy bien los motivos de Lily, pero sabe que su deber es traerla de vuelta... viva o muerta. Comienza una doble persecución llena de suspense, en la que la justicia, la lealtad y el deber mantienen un pulso a muerte entre los protagonistas.


Linda Howard es una autora que siempre me ha gustado. Casi todas sus novelas suelen contener suspense e intriga. No es una autora que se caracteriza por su romanticismo. En sus novelas es bastante raro encontrar declaraciones de amor como tales. Sus protagonistas masculinos suelen ser hombres torturados, atormentados y marcados algunas veces por un pasado atroz o por un trabajo que les ha hecho ser cínicos, perder su humanidad.


Un beso en la oscuridad es una novela que sigue la línea de otras de sus novelas como “Matar para contarlo” o “Juego de sombras”. Aunque quizás no sea tan buena como las anteriores. En este caso nos encontramos con dos agentes de la agencia central de inteligencia donde uno es la presa y el otro el cazador. Poco más se puede decir sin desvelar nada de la trama de la novela.


Swain es un hombre práctico. Quizás no es John Medina, pero intenta llegar a ser algo parecido. Es cínico, pero todavía no ha llegado al punto de estar quemado. Por el contrario la protagonista femenina, Lily si lo está. Es lo que llamamos un agente quemado. Al principio del libro se explica muy bien los dos tipos de agente que podemos encontrar en dicha agencia: los que hacían su trabajo sin más emoción que la que pondrían en matar una mosca y los que estaban convencidos del bien que hacían, pero cuyo espíritu se le iba acabando la paciencia bajo la presión de los acontecimientos.


Así es como un personaje como Frank Vinay nos describe a los dos tipos de agentes que ha tenido a su servicio. Los lectores pronto se darán cuenta de que a qué grupo pertenece Lily y a qué grupo pertenece Lucas Swain. La relación entre ambos es la propia entre un cazador y su presa pero con el aliciente de que poco vas viendo como el cazador ya no tiene tanto interés en matar a su presa como rehabilitarla. Swain es un hombre pragmático, profundamente atractivo y Lily es una mujer vulnerable que ve como ya no aguanta la presión y necesita la ayuda que le puede proporcionar alguien que contempla el mundo desde el punto de vista del color gris.


Quizás “Un beso en la ocuridad” no sea como sus otras novelas donde aparecía John Medina, pero se le acerca. Es distinta por el ritmo lento de la persecución donde todo se describe con meticulosidad y por el ritmo trepidante en el que transcurren los sentimientos de los persones. Puede que no sea la mejor novela de Linda Howard, pero no creo que sea un desperdicio. La novela cumple su función de entretener, de contar una historia distinta y a la vez muy parecida a la de otros de sus muchos personajes. No la recomendaría fervientemente pero tampoco diría que es una novela prescindible.


Es distinta y al mismo tiempo idéntica en lo importante a otras grandes novelas pero le falta un toque que las otras si tenían. No sé cuál es ni tampoco sé cómo definirlo. Quizás otros lectores tengan más suerte que yo.